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Teoría del apego ¿qué es?

¿Qué es la teoría? y ¿por qué es relevante en terapia psicológica?

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¿Qué es la teoría del apego?


La teoría del apego se inicia con el psiquiatra y psicoanalista John Bowlby (1980), el cual nos dice que el infante necesita crear un vínculo estable de manera natural y como mecanismo de defensa con al menos uno de sus cuidadores para que se produzca un desarrollo emocional y social adaptativo.


De esta manera, el vínculo será el encargado de establecer las primeras estructuras cognitivas del infante, y en función de lo que el menor reciba y absorba de sus cuidadores, el niño empezará a crear su personalidad estableciendo la forma en la que se relacionará con él mismo y con los demás.


De esta manera, esta teoría establecería que los problemas emocionales y los problemas de conducta podrían atribuirse a las primeras etapas de la infancia y surgirían como consecuencia del tipo de apego que el menor haya recibido en sus estadios infantiles de vida.


Cuando se produce un problema de apego por parte de los cuidadores principales hacia el niño, especialmente durante los dos primeros 2 años de vida, existe el riesgo elevado de que el menor presente problemas en sus relaciones futuras.



¿Qué tipos de apego hay?


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Respecto a los tipos de apego, en un primer lugar John Bowly estableció la teoría principal y, posteriormente, la reconocida psicóloga Mary Ainsworth los complementó estableciendo tres tipos de apego en niños. Por último, en la década de los 80, Phillip Shaver y Cindy Hazan ampliaron los tipos de apego a cuatro y establecieron que dichos tipos también se reflejaban en las relaciones amorosas de adultos.


Desde Holamente hemos recogido las teorías de los autores mencionados, y hemos hecho un pequeña distinción en los tipos de apego encontrados en niños y adultos.


1) Apego seguro: el apego seguro se conforma cuando los progenitores muestran un afecto cálido con el niño, atienden de forma rápida a sus demandas emocionales y utilizan el contacto y el juego con frecuencia.


  • Como se muestra en niños: cuando se asusta, busca la protección de los progenitores. Se puede separar del progenitor correctamente. Por otro lado, preferirán a los progenitores antes que a figuras extrañas y les saludarán con afecto cuando se encuentren con ellos después de tiempo sin verles.


  • Como se muestra en adultos: tienen relaciones de confianza y duraderas, además de una buena autoestima (aunque eso no implica que no puedan tener problemas de autoestima). No les importa pedir apoyo cuando lo necesitan y se sienten cómodos compartiendo sus sentimientos con otros.




2) Apego ansioso: se asocia a estilos parentales sobreprotectores que no dejan que el menor tome riesgos y sea independiente en ninguna de sus áreas.


  • Como se muestra en niños: reacción de angustia muy elevada cuando es dejado solo.


  • Como se muestra en adultos: suelen presentar problemas continuos de autoestima. Se busca la aprobación de los demás de forma continuada. Suelen presentar niveles altos de dependencia emocional, impulsividad y mala visión de sí mismos.


2) Apego ansioso-ambivalente: este suele ser uno de los menos comunes. En su gran medida, se cree que este apego proviene de una baja disponibilidad parental o una sensación de baja disponibilidad por parte del niño. Conductas negligentes de padres que sólo reaccionan una vez los niños se quejan.


  • Como se muestra en niños: por lo general presentan desconfianza ante los adultos. Tienen un nivel de angustia muy elevado cuando sus progenitores se marchan y a diferencia con el apego ansioso, este nivel de angustia elevado no se resuelve cuando los progenitores llegan de nuevo.


  • Como se muestra en adultos: suelen presentar problemas al acercarse a nuevas personas. También les preocupa que su pareja no les quiera y sienten una gran angustia cuando terminan una relación amorosa.



3) Apego evitativo: normalmente como consecuencia a figuras de apego que fomentan en exceso la independencia y presentan excesivo desaliento ante el lloro. También mostrarán falta de interés cuando el niño se enfada.


  • Como se muestra en niños: los niños no mostrarán predilección por un progenitor frente a un desconocido. En sus relaciones, podrán evitar tanto al padre como a la madre. Por lo general no buscan la ayuda o el consuelo de los progenitores.


  • Como se muestra en adultos (llamado evitativo-independiente): suelen mostrar problemas con la intimidad, además se mostrarán poco afectivos con sus parejas así como en sus relaciones sociales. Por lo general, no les resultará cómodo hablar de sus pensamientos, emociones y sentimientos con otras personas. Será habitual que estas personas muestren poca angustia cuando la relación termine.



4) Apego desorganizado: este tipo de apego es habitual cuando los progenitores ejercen violencia física o psicológica a los menores. Aunque también se puede dar por relaciones parentales con muy mala comunicación y formas de afecto incoherente (tratar un día bien y al otro mal sin un motivo claro).


  • Como se muestra en niños: en este caso, el niño parecerá aturdido y un poco confuso mezclando comportamientos evitativos y de resistencia hacia el cuidado de los progenitores. Cuando los niños son un poco más mayores (a partir de los 6 años) es habitual ver actitudes paternalistas (son los propios niños los que intentan actuar como progenitores).


  • Como se muestra en adultos: presentará miedo al abandono pero a la vez problemas para mostrar su intimidad. También será habitual que se presenten patrones de relaciones inestables con dicotomía amor-odio que cursan con desconfianza en los demás. Patrón que recuerda mucho al trastorno límite de personalidad.


*Hay que tener en cuenta que existen diversas propuestas para los tipos de apego. En este caso se ha hecho una distinción entre en apego ansioso y el ansioso ambivalente y se han recogido varias propuestas de autores para definir los tipos de apego mostrados.


¿Qué importancia tiene el apego en los adultos?


Desde que nacemos hasta que entramos en la adolescencia se suelen establecer la gran mayoría de nuestros nuestros modelos de apego en base a las experiencia que hemos tenido con nuestros criadores y las personas con las que nos hemos relacionado.


Cuando somos niños observamos cómo interactúan nuestras figuras de apego, tanto entre ellos como con nosotros y empezamos a crear las primeras ideas a cerca de cómo deben de ser las relaciones y empezamos a crear y asentar las primeras expectativas sociales (externas) y con nosotros mismos (internas).





Cada uno de nuestros cuidadores tendrá un tipo diferente de apego que nos trasladará a nosotros. De esta manera, el tipo de apego que aprendamos de nuestros progenitores empezará a construir nuestra personalidad.


En otras palabras, los modelos de apego que adquirimos en la infancia son esenciales para formar nuestra personalidad, nuestra autoestima, la confianza en los demás y los mecanismos de defensa que utilizamos cuando somos adultos.



¿Cómo utilizamos los psicólogos el apego en consulta?


El apego no solo formará nuestra personalidad sino que creará nuestros modelos operativos internos, que son los mapas cognitivos que construimos de nosotros mismos y que a su vez son los que forman nuestra autoestima y determinan cómo nos relacionamos con el resto del mundo.





Cada modelo operativo interno se asocia con un estado emocional (Ej: no confío en los demás y me siento triste y enfadado por ello) los cuales regulamos por mecanismos de defensa (Ej: evito las relaciones y cierro la puerta a conocer nuevas parejas, ya que no me producen buenas sensaciones y me traen muchos disgustos).



El papel de un psicólogo será el de explorar, movilizar, integrar y actualizar los modelos operativos internos del adulto para ver dónde se ha producido un daño emocional y encontrar la estrategia cognitiva más adecuada para minimizar dicho daño.


De esta manera, los psicólogos utilizamos los modelos operativos internos para conocer los esquemas que utilizan nuestros pacientes a la hora de construir la visión de sí mismos, detectando vulnerabilidades y reparándolas mediante, por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual.


Cambiar nuestros modelos operativos es difícil y requiere tiempo, pero con nuestro esfuerzo y las pautas correctas podremos conseguir grandes mejoras. Y recuerda, todo gran cambio empieza por un pequeño paso.



Bibliografía utilizada:


  • Bowlby, J. (1977). The making and breaking of affectional bonds. The British Journal of Psychiatry, 130(3): pp. 201 - 210.

  • Morales Silva, S., & Santelices Alvarez, M. P. (2007). Los Modelos Operantes Internos y sus Abordajes en Psicoterapia. Terapia psicológica, 25(2). https://doi.org/10.4067/s0718-48082007000200007

  • Hazan, C. y Shaver, P.R. (1987). Romantic love conceptialized as an attachment process. Journal of Personality and social Psychology, 52, 511-524.

 

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